Diez útiles consejos que nos enseñan a no prescindir de Dios aún en vacaciones.
** SIENTE la naturaleza. Vívela... Observa un amanecer... Contempla una puesta de sol...
Descubre la presencia de Dios. Alábale por haber hecho cosas tan hermosas.
** VIVE tu condición de persona y persona creyente.
No te avergüences en verano de serlo. Falsearías tu identidad.
** VIVE el día del Señor. En vacaciones, el domingo sigue siendo
el día del Señor y Él no se va de vacaciones. Dale un sentido especial a
la Eucaristía dominical.
** VIVE la relación, el grupo, la familia...
Dialoga, piensa, goza de las cosas, las personas, los acontecimientos...
SIN PRISAS.
** VIVE la vida.
La vida es el gran don de Dios. No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos
a la vida de los demás.
** VIVE la amistad
desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo,
el enriquecimiento y el respeto a la dignidad de las demás personas.
** VIVE la justicia.
No esperes que todo te lo den hecho.
Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos tambien
tienen sus derechos. Respétales y respeta sus bienes.
** VIVE la verdad.
Evita la hipocresía, la mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada.
** VIVE la limpieza de corazón.
Supera la codicia y el egoismo. Vacación no es equivalente de permisividad total.
** VIVE la solidaridad.
No lo quieras todo para tí. Piensa en quienes no tienen vacaciones, porque ni
siquiera tienen el pan de cada día. La Caridad, el Amor... tampoco toma vacaciones.
Dios no se toma vacaciones en su búsqueda de amor al ser humano. Las vacaciones pueden
ser un tiempo excepcional para salir a su encuentro. Y es que en verano, seguimos siendo mensajeras del Reino. ¿Tomamos conciencia de ello?